ANÁLISIS NARRATOLÓGICO DEL CUENTO “RELATO CON FONDO DE AGUA” JULIO CORTÁZAR.

El presente trabajo tiene como objetivo desarrollar, a partir de los temas vistos en el curso, el análisis del cuento: “Relato con fondo de agua” de Julio Cortázar incluido en su libro Final del juego.
Julio Florencio Cortázar, escritor, traductor e intelectual argentino nacido en Bruselas, Bélgica el 26 de agosto de 1914. Fallece el 12 de febrero de 1984 en París, Francia. Es una de las figuras más importantes de la literatura hispanoamericana, sus obras rompen los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal y donde los personajes adquieren una autonomía y una profundidad psicológica pocas veces vista hasta entonces.
“Relato con fondo de agua” es un cuento que presenta la estructura de un monólogo o soliloquio confesional; la reiteración del vos, es lo que nos lleva a afirmar la presencia de un monólogo.
“Vos eras el más retraído, mostrabas ya esa cortés fidelidad que no se puede rechazar como se rechazan otras fidelidades más impertinentes. Nos mirabas un poco desde fuera, y ya entonces aprendí a admirar en vos las cualidades de los gatos. Uno habla con vos y es como si al mismo tiempo estuviera solo, y a lo mejor es por eso que uno habla con vos como yo ahora” (Cortázar; 2002: 126).
Es decir, que estamos en presencia de un narrador intradiegético-homodiegético en primera persona; solo a través de él recibimos información sobre los sucesos y accedemos al conocimiento de los otros personajes de la trama. De hecho, escuchando su voz, conocemos a Mauricio, su silencioso interlocutor, cuya única función es ayudarnos a caracterizar al narrador, a quien podemos definir, precisamente, por las discrepancias que mantiene con él. También el monólogo presenta, aunque de una manera más difusa, un segundo narratario llamado Lucio.


  Sujeto                                               Objeto                                                           Oponente                                         
El protagonista                                Escapar de su muerte                                Su soledad
 
Destinador                                                   Destinatario                                     Ayudante

Narrador                                                       Narratario                                         Monólogo

La matriz actancial tiene como sujeto al protagonista del cuento, el objeto de deseo del sujeto se presenta en el hecho de querer escapar de su muerte, “Todavía puedo matarlo otra vez” (Cortázar; 2002: 130),
Has soñado un sueño ajeno.» Y cuando dijo eso, Mauricio, cuando lo dijo con una voz monótona y dando un paso hacia mí, algo debió estallar en mi olvido, cerré los ojos y supe que iba a recordar, sin mirar hacia el río supe que iba a ver el final del sueño, y lo vi, Mauricio, vi al ahogado con la luna arrodillada sobre el pecho, y la cara del ahogado era la mía, Mauricio, la cara del ahogado era la mía.
Sin embargo, su soledad es su oponente, “Una soledad con la luna apenas trepada en el cielo”. (Cortázar; 2002: 127). Su ayudante el monólogo, el destinador es el narrador, que en este caso coincide con el sujeto y como destinatario se encuentra el narratario.
En el tiempo del discurso se pueden observar diversas alteraciones respecto a anacronías y anisocronías. En las anacronías encontramos varias analepsis a lo largo el discurso, “[…] empezaba aquí en la veranda, conmigo mirando la luna llena sobre los cañaverales” (Cortázar; 2002: 127), “[…] voy llegando al lugar donde los juncos raleaban poco a poco y una lengua de tierra avanzaba sobre el río” (Cortázar; 2002: 127), “[…] la corriente del canal hacía girar el cuerpo” (Cortázar; 2002: 128), “Salíamos a recorrer la isa, corteses y amable” (Cortázar; 2002: 129), “[…] bajamos de la veranda y fuimos hacia allá”. (Cortázar; 2002: 129).
En la parte de las anisocronías encontramos algunas grandes y pequeñas pausas donde se agrega información que ayuda a conocer el espacio y el contexto, “Todos ustedes venían a pasar temporadas al bungalow que me dejaban mis padres”. (Cortázar; 2002: 127), “Ese fin de semana viniste vos, vinieron Lucio y los otros, anduvimos de fiesta todo aquel verano”. (Cortázar; 2002: 128).
El relato encierra una frecuencia repetitiva, donde cuenta “n” veces el sueño que ha sucedido una vez, “Por qué no habría de contarte el sueño como entonces se lo conté a él” (Cortázar; 2002: 126), “Te cuento lo mismo que entonces le conté a Lucio”. (Cortázar; 2002: 127), “Lucio también estaba pálido cuando le conté el sueño”. (Cortázar; 2002: 128).
El discurso es restituido con una focalización de grado cero dado que el narrador es omnisciente, por lo tanto: ve, siente y sabe todo, sobre todo, “Te embarras los zapatos, te aguantás los mosquitos y el olor de la lámpara a kerosene…” (Cortázar; 2002: 126), “Me acuerdo de Láinez cuando nos decía […]” (Cortázar; 2002: 126), “Los hay como vos que van pasando por sus edades sin sentirlo.” (Cortázar; 2002: 127).
La narración es simultánea, narrada en tiempo presente, “El coñac está ahí, servite.” (Cortázar; 2002: 126), “Y ya que hablamos de sueños” (Cortázar; 2002: 126), “¿Por qué te vas?” (Cortázar; 2002: 130).
Un lugar es un espacio, en el relato se encuentran dos lugares principales y fundamentales para el desarrollo de la historia. El primero es el bungalow, “Te habrás fijado que este bungalow invita” (Cortázar; 2002: 126), el segundo es el río, “[…] y una lengua de tierra avanzaba sobre el río” (Cortázar; 2002: 127).  El bungalow es un espacio cerrado, por lo contrario, el río es un espacio abierto. En otra clasificación según Bajtín, ambos son un espacio marco pues son la escenografía de las acciones de los personajes; y son un espacio englobante según Greimas, pues dependen de la acción de los personajes.
Con fundamento en la Teoría de los mundos posibles, se puede percibir que existe un contraste entre la realidad y la ficción, partiendo desde el punto en que prevalece un mundo posible con el personaje y su espacio. La ficción entra a la realidad en el relato y es posible leer mundos ficcionales como si fueran auténticos, aunque no existen. La Teoría de los mundos posibles sostiene que “toda ficción crea un mundo semánticamente distinto al mundo real, creado específicamente por cada texto de ficción y al que sólo se puede acceder precisamente a través de dicho texto.” Así, una obra de ficción puede alterar o eliminar algunas de las leyes físicas imperantes en el mundo real o bien conservarlas y construir un mundo cercano -si no idéntico- al real. Según esta teoría los únicos requisitos para crear un mundo posible es que éste pueda ser concebido y que una vez concebido mantenga una congruencia interna. Por tanto, “Relato con fondo de agua” posee el suyo; Mauricio, Lucio, el sueño, la luna, el río, el bungalow… todo es posible concebirlo, mantiene una congruencia interna; proyectamos un mundo real muy cercano al nuestro y posee accesibilidad y autentificación a él.
En el relato lo que es claro es que la Muerte busca irremediablemente al protagonista (he aquí el tema) a mordiscos, a empujones, con desesperación, inundandolo todo de una triste monocromía; la Nada lo ahoga todo; peor que el odio es el hastío, el tedio. El protagonista posee una clara conciencia de que habla solo —la soledad (tema líquido)— y se muestra reacio a entender la naturalidad con que el otro —entendido como anónimo— se toma el pasar de los años y se ancla, sin más, con estoicismo, en el presente.
Julio Cortázar meditó, diseñó y construyó un minucioso plan tanto estructural como lingüístico y literario para relato. La oralidad y la escritura; el lenguaje más sencillo y cotidiano y las formas cultas; el carácter poético, prosístico e incluso, escénico. En el relato Cortázar consigue pasar con una celeridad pasmosa al relato criminal, trascender al realismo fantástico mediante el onirismo y rematar el cuento con un final de terror. Todo ello con una suavidad en la transición que primero intriga al lector, después lo sumerge en el temor numinoso y lo traslada para finalizar al puro terror psicológico, en una acumulación de sensaciones que se destina a reforzar el efecto final.

Referencias.
Cortázar, Julio, (2002) Final del juego. México: Alfaguara.
Garrido, Domínguez, Antonio, (1996) El texto narrativo. Madrid: Síntesis.
Genette, Gerard, (1989) Figuras III. 1ra edición. Barcelona: Lumen.
Mike, Bal, (2006) Teoría de la novela. 7a ed., Madrid: Cátedra.
Pimentel, Luz Aurora, (2001) El espacio en la ficción. Ficciones espaciales. La representación del espacio en los textos narrativos. 1a ed. México: Siglo XXI editores.
Sullá, Enric (ed., 2001). Teoría de la novela. Antología de textos del siglo XX. 2a ed., Barcelona; Crítica.

Tacca, Oscar, (1985) Las voces de la novela. Madrid: Gredos.

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